El día en que un solo nazi enfrentó a una gran flota británica

En octubre de 1939, un sumergible U-47 ingresó a territorio alemán, luego de haber partido de Kiel. En su interior se encontraba un puñado de hombres que lucían con orgullo un signo distintivo de los submarinistas germanos: una reluciente barba. Entre ellos, se encontraba Günther Prien, el hombre que había cometido una de las odiseas más grandes de la Segunda Guerra Mundial.

Este héroe, apodado por su bravura como “el Toro”, fue recibido con honores. Prien se había zambullido con su U-Boot en aguas inglesas hasta llegar al puerto de Scapa Flow para hacer estallar al acorazado británico “HMS Royal Oak”, sin ser visto. Con este ataque, los alemanes demostraron al enemigo inglés que no existía lugar seguro para protegerse de sus imponentes submarinos.

Adolf Hitler, asombrado por la hazaña del combatiente, invitó a Prien y a su dotación a visitarlo y también a cenar. Además, condecoró a “el Toro” con la Cruz de Hierro de Primer Clase y la recién creada Cruz de Caballero. Hasta los británicos reconocieron -en una obra histórica elaborada después de la guerra- “el valor y la decisión” de este militar.

La odisea de Scapa Flow hizo que Prien saltase a la fama; un experto marino que decidió unirse al Partido Nazi en 1932 y que se fogueó en la Guerra Civil española mediante una infinidad de patrullas submarinas. En agosto de 1937, cuando “el Toro” no era más que un simple becerro, fue desplegado en aguas peninsulares en el U-26 como Primer Oficial de Guardia. 

En su primera misión como oficial, debió asegurarse de que los buques ingleses cumpliesen el tratado de no intervención, que el mismo Tercer Reich había violado en tantas ocasiones. Pero, por otra parte, se dedicó a entrenar a las tripulaciones de sumergibles para el conflicto que se avecinaba.

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Fuente: abc.es

Imágenes: Bundesarchiv, Bild 183-2006-1130-500 / Schulze, Annelise (Mauritius) / abc.es