Los tratamientos médicos más bizarros de la historia
Tras largos milenios de desarrollo especializado, la humanidad cuenta con tratamientos modernos para una variedad inmensa de enfermedades. Sin embargo, esto no siempre ha sido así: las civilizaciones antiguas utilizaron todo tipo de medicinas extrañas durante siglos. Estas son algunas de las terapias más inusuales que se han registrado a lo largo de la historia.
Sangría
Especialistas como Hipócrates y Galeno, creían que el cuerpo humano estaba formado por cuatro sustancias básicas o "estados de ánimo": bilis amarilla, bilis negra, flema y sangre. Se creía que estos elementos debían mantenerse en equilibrio para mantener una buena salud. A los enfermos diagnosticados con exceso de sangre, se les abría una vena y drenaba sus fluidos vitales.
Trepanado
Esta práctica consistía en hacer agujeros en el cráneo para curar enfermedades. Hay quienes sostienen que pudo haber comenzado como una especie de ritual tribal. Por lo tanto, sería un método para liberar a los espíritus malignos que estarían poseyendo a los enfermos. El hallazgo de cráneos perforados, sugieren que muchos de los pacientes sobrevivieron a la cirugía.
Ungüentos de excrementos
Los egipcios solían utilizar excrementos de humanos y animales como remedio para enfermedades y lesiones, debido a sus supuestas propiedades curativas y capacidad para ahuyentar a los espíritus malignos. Más allá de que estos medicamentos pudiesen causar tétanos y otras infecciones, la microflora que se encuentra en algunos tipos de estiércol contiene sustancias antibióticas.
Curas caníbales
Según las antiguas civilizaciones, las medicinas caníbales poseían propiedades mágicas: al consumir los restos de los muertos, el paciente también ingería parte de su espíritu, lo que lo llevaría a una mayor vitalidad y bienestar. Por lo tanto, los cráneos se usaron para las migrañas y la grasa humana para el dolor muscular.
Útero errante
Los médicos griegos creían que el útero de una mujer era una criatura autónoma que podía andar dentro de su cuerpo, provocando asfixia, convulsiones e histeria. Para evitar males, proponían a las mujeres que se casaran jóvenes y tuvieran todos los hijos posibles. A los úteros “liberados” se les indicaba baños terapéuticos, infusiones y masajes para volverlo a su lugar.
Fuente: history.uol.com.br
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