Los antiguos egipcios saqueaban los sepulcros de los ricos
La civilización del antiguo Egipto rindió grandes honores a la muerte, lo que ha quedado plasmado en monumentos deslumbrantes, tumbas majestuosas y un ritual de momificación sin precedentes en la antigüedad humana. A tal punto los egipcios pensaban en la muerte, que enterraban a sus difuntos junto a un suntuoso ajuar para que estuviesen bien equipados durante su viaje al más allá.
Los arqueólogos han comprobado que, desde los primeros tiempos, cuando las tumbas apenas eran hoyos en el desierto, la práctica del robo y el saqueo ya era habitual. Con el florecimiento de las élites, que enterraban a sus muertos rodeados de tesoros cuantiosos, las riquezas de ultratumba sedujeron cada vez más a los egipcios menos afortunados, especialmente en tiempos de crisis.
Existen textos antiguos que denuncian el sistemático robo a las pirámides, por ejemplo, o a las tumbas de los difuntos más ricos. Fue así que, prontamente, surgieron métodos disuasivos, como maldiciones inscriptas a la entrada de las tumbas, o conjuros que auguraban desgracias a todo aquel que se atreviera a molestar a una momia. Incluso, solía colocarse un ladrillo considerado mágico, con inscripciones protectoras, en cada extremo de una tumba.
Los robos solían perpetrarse al poco tiempo de que una tumba era sellada, o cuando había pasado suficiente tiempo como para olvidarla. Los arqueólogos consideran que todas las pirámides, sin excepción, fueron saqueadas durante la antigüedad. Aún más: durante varios períodos, este tipo de robos estuvo socialmente aceptado, lo que se demuestra por la comercialización y trueque de las piezas saqueadas.
Fuente: lavanguardia.com
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