Leyendas urbanas que quitan el sueño
La mujer de las tijeras: según esta leyenda japonesa, un samurái iracundo por las sospechas de infidelidad, cortó el rostro de su mujer con unas tijeras y preguntó: «¿Quién te encontrará hermosa ahora?». Hoy, la mujer deambula por las calles, cubriendo su rostro con una máscara, y ocasionalmente pregunta a los transeúntes: «¿Crees que soy hermosa?». Si la respuesta es negativa, los asesina; si es afirmativa, les corta la cara; en ambos casos emplea unas tijeras.
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El payaso: antes de salir a cenar con su esposa, un magnate californiano dejó expresas instrucciones a la niñera: tan pronto los niños estuvieran en la cama, ella debía ir al salón a ver la televisión, sin deambular por la casa. Ella hizo caso, pero, una vez sentada en el salón, se sintió intimidada por la estatua de un payaso, situada en una esquina, que la miraba fijamente. Telefoneó al magnate para contar lo que sucedía y éste respondió que llamara inmediatamente a la policía: los niños siempre se quejaban de un payaso que los miraba mientras dormían y en la casa nunca existió la estatua de un payaso.
Cuando la realidad supera a la ficción: este caso es real y tiene como protagonista al coleccionista ruso Anatoly Moskvina, quien decidió agregar a su colección una serie de cadáveres que extrajo ilegalmente de un cementerio. Los vistió con trajes suntuosos y les puso pelucas platinadas, dando forma a una colección de muñecas espeluznantes. Cuando fue descubierto, la policía halló en su casa un total de 26 cadáveres.
El edificio de la muerte: en Hong Kong existe un edificio que alguna vez perteneció a una rica familia. Durante la Segunda Guerra, abandonaron el inmueble, huyendo de la invasión japonesa. Conocido como Nam Koo Terrace, el edificio fue usado por los japoneses para encerrar a las mujeres locales, a las que tomaron como esclavas sexuales durante varios años. Hoy, el lugar está completamente abandonado y a su alrededor se tejieron un sinfín de leyendas urbanas. Las personas que alguna vez se animaron a ingresar, sostienen que allí es posible ver a mujeres decapitadas y escuchar el grito de niñas desesperadas. Además, es el escenario predilecto para el último acto de los suicidas.
Fuente: vix.com