La espía comunista que pudo desatar una guerra atómica para asegurar la paz del mundo
En la década de 1930, el mundo comenzaba a arder. La guerra civil española y la Segunda Guerra dieron lugar a una nueva configuración del orden mundial y al desarrollo del espionaje entre naciones. En ese momento aparece una mujer de origen británico, llamada Melita Sirnis, una doble espía que definió la carrera entre las potencias por desarrollar la bomba atómica.
El comienzo de la era atómica aterrorizó al mundo durante la guerra Fría y las potencias se desvelaban ser las primeras en conseguir el arma de destrucción masiva. Los Estados Unidos ganaron la carrera con el Proyecto Manhattan, pero del otro lado del mundo Inglaterra y los Soviets competían contrarreloj.
Melita era estudiante de lógica y latín en la Universidad de Southampton cuando fue captada como espía para la Unión Soviética. Al poco tiempo llegó al grupo de espías un sujeto seductor y comunista que enamoró a Melita y la convenció de robar los planos del proyecto atómico británico y enviarlo a la Unión Soviética. Los planos llegaron a Moscú, pero su amante apareció misteriosamente ahorcado.
La Unión Soviética logró construir su primera bomba en 1949, gracias a los informes y planos enviados por Melita. Muchos años más tarde el servicio secreto británico la encontró y logró interrogarla. Melita confesó: “siempre creí que cuando dos países poderosos tengan la misma bomba, la paz quedaría asegurada. Nadie se atrevería a detonarla primero.”
Fuente: infobae.com (Alfredo Serra)
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