La batalla que torció el rumbo de la Segunda Guerra Mundial
En mayo de 1944, el joven capitán Robin Rowland llegó a la ciudad de Kohima, en el noroeste de la India, junto a grupo de combatientes anglo-indios para ayudar a una división de soldados que se encontraba bajo el ataque de fuerzas japonesas, diez veces más numerosas.
Los japoneses llegaron a Kohima a través del actual territorio de Myanmar, con el objetivo de invadir India; ya habían derrotado a los británicos, pero nadie esperaba que el avance continuara de manera avasallante. Cuando lo hicieron, las tropas anglo-indias que defendían los territorios anexos se vieron rodeadas por más de 15 mil soldados japoneses.
El brutal combate quedó confinado en Garrison Hill, en una lucha que terminó siendo un combate cuerpo a cuerpo de peculiar distancia: una cancha de tenis separaba los batallones. El ejército anglo-indio dio batalla durante semanas y logró evitar que los japoneses avanzasen y capturasen la ciudad de Dimapur.
Frente a la retirada de la división japonesa en junio de 1944, las fuerzas anglo-indias tuvieron la obligación de perseguir a los japoneses. Algunos de los soldados orientales murieron de cólera, fiebre tifoidea y paludismo; sin embargo, la mayor parte murió de hambre por falta de suministros.
El historiador militar Robert Lyman explica que este combate cambió el rumbo la Segunda Guerra Mundial en Asia y se transformó en la “primera gran derrota en el Lejano Oriente”. Así mismo, la batalla en el noreste de India nunca se acercó a las dimensiones del Día D, Waterloo u otros conflictos armados en Europa y el Norte de África; de hecho, algunos la llaman “la guerra olvidada”.
Fuente: lanacion.com.ar
Imágenes: Wikimedia Commons