Feminismo en Roma: la primera gran rebelión de mujeres contra el abuso de los hombres
Durante el transcurso de la segunda Guerra Púnica, en el año 215 a.C., se estableció en Roma la “Ley Opia”, la cual limitaba el uso de artículos de lujo a las matronas romanas. Tras la derrota del ejercito romano en la batalla de Cannas, El Imperio necesitaba de nuevos recursos económicos y el senado consideraba que las mujeres eran las responsables del declive económico.
El Senado decidió aplicar la ley Opia, con el objetivo de calmar los ánimos de un pueblo que se moría de hambre. La crisis económica se había apoderado de Roma a causa de la guerra y el pueblo amenazó con sublevarse. La nueva ley impedía que las mujeres de la aristocracia pudieran lucir joyas, ni usar vestidos de colores llamativos o carruajes de dos y cuatro caballos.
Cuando se produjo la recuperación económica de Roma tras su victoria final en la Segunda Guerra Púnica, a los hombres se les permitió volver a disfrutar de sus bienes, pero no así a las mujeres. En el 195 a. C., los tribunos Marco Fundanio y Lucio Valerio propusieron la derogación de la Ley Opia. Fue en ese momento que las matronas salieron a la calle y ocuparon los accesos al foro.
El cronista romano Valerio Máximo asegura que las matronas rodearon la casa de los hermanos Marco y Publio Bruto en una clase de primer escrache, porque ellos estaban en contra de la derogación de la ley. Las mujeres tuvieron el coraje de salir del ámbito privado y ocupar el público para reclamar por primera vez los mismos derechos que los hombres.
Se formaron dos bandos en el Senado: Uno a favor de la derogación de la ley, encabezado por Valerio y Fundanio y otro bando, liderado por Catón, el cónsul de Roma que defendía los valores tradicionales del Imperio Romano. Catón remarcó la necesidad de alejar a las mujeres del ámbito público reservado exclusivamente a los varones.
En defensa de las mujeres Valerio Alegó que la ley se había promulgado contra las matronas y en un momento de austeridad económica que ya se había superado. Al día siguiente se aprobó por votación la derogación de la polémica ley Opia, gracias a la contundente presión femenina, que decidió no abandonar las calles hasta que la ley fuera derogada.