Esperma de toro y cocaína: así es la “pócima mágica” que usaba Hitler para sentirse invencible
En 1936, el médico Theodor Gilbert Morell logró cumplir uno de sus grandes objetivos profesionales: convertirse en el médico personal de Adolf Hitler. Mediante una inyección de su propia autoría, el doctor logró que las dolencias estomacales del führer se curen de forma inmediata e hizo que el mandatario lo indique como su fiel aliado en la salud.
Una “poción mágica”
Según explican los historiadores, Morell le aplicaba todas las mañanas un combinado de vitaminas, minerales, enzimas, testosterona, proteínas, lípidos y hasta semen de toro (especialmente cuando se sabía que pasaría la noche con Eva Braun). Sin embargo, la poción mágica del médico personal de Hitler tenía un condimento camuflado: cocaína .
La creación del Pervitin
El poder del “multivitamínico” de Morell convenció tanto a Hitler que el mandatario alemán decretó que todo el pueblo nazi, incluyendo sus combatientes, debían recibir la droga. Así fue como Morell creó el Pervitin, una metanfetamina que impuso su presencia en todas las farmacias e hizo ganar una gran fortuna al médico personal.
Una huida exitosa
Sin embargo, generales y coroneles del alto mando empezaron a pensar que los errores de Hitler tuvieron relación con la droga de Morell, quien comenzó a ser perseguido. Así fue como, en 1945, el doctor pidió permiso al führer para huir y se sumó a uno de los últimos aviones. Tiempo después, fue detenido y liberado por los norteamericanos, y falleció a los 61 años de apoplejía.