El gran engaño de Roma sobre sus gladiadores
La literatura, el cine y la televisión han difundido durante muchos años una imagen de los gladiadores y el circo romano que se ha quedado grabada en el inconsciente colectivo: luchadores bárbaros que luchaban con el torso desnudo y con armas terribles hasta que alguno encontraba la muerte, muchas veces por orden del emperador. Sin embargo, esa imagen dista mucho de la realidad.
En la inmensa mayoría de las ocasiones, todos los gladiadores salían con vida de la arena porque el espectáculo no giraba en torno a la muerte. Era una exhibición de destreza, fuerza y resistencia que reflejaba los valores de una sociedad altamente militarizada en donde la guerra y la violencia eran parte integral de la vida.
De hecho, Joseph Saleh, profesor del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, ha publicado un estudio que demuestra que los emperadores tenían muchas más probabilidades de sufrir una muerte violenta y horrible que los propios gladiadores: entre el 14 y el 395 d. C. el imperio Romano tuvo 69 gobernantes: 43 de ellos murieron de forma violenta (en batalla o asesinados por sus opositores o traicionados por sus propios seguidores), es decir, el 62 por ciento.
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