El campeón olímpico que ganó su combate después de muerto
Entre los deportes populares de la Antigua Grecia, quizá ninguno haya gozado de mayor fama y prestigio que el pancracio, una disciplina olímpica que combinaba lo que hoy conocemos como boxeo y lucha libre, aunque todo estaba permitido, con excepción de mordeduras y el piquete de ojos.
Entre los luchadores más célebres, se destacó Arraquión, un atleta originario de Figalia, ciudad que se situó al suroeste de Arcadia, consagrado campeón en las Olimpíadas de los años 572 y 568 a. C. Sin embargo, en el año 564 a. C., se disputaría su último combate, cuando defendió el título de campeón ante un oponente del que no se tienen más datos.
Tras una lucha ardua, Arraquión intentó zafar de una llave que le estrangulaba el cuello. Entonces logró voltear a su oponente y romper uno de sus dedos, infligiéndole tal dolor, que éste no tuvo más remedio que darse por vencido. Sin embargo, durante la maniobra, Arraquión no logró salirse de la llave y su cuello resultó fracturado.
El griego cayó inmediatamente muerto, según las descripciones de Pausanias en su Descripción de Grecia (VIII, XL-12): “los de Elis votaron a favor de Arraquión y muerto como estaba fue coronado el ganador”. Los jueces consideraron que el oponente se rindió antes de que Arraquión muriera y por lo tanto él era el vencedor.
Su cadáver fue coronado con laureles y, desde entones, Arraquión se transformó en un verdadero mito, el más reconocido deportistas de todos los luchadores de pancracio de la Antigua Grecia.
Fuente: labrujulaverde.com