Dioses de Egipto: los 6 más poderosos y temidos
Los antiguos egipcios crearon un panteón lleno de deidades que representaban cada aspecto de la vida y de la muerte, y que explicaba de manera sencilla cada fenómeno que acontecía en los tiempos antiguos. Pero entre todos estos dioses hay algunos que sobresalen sobre el resto y que eran los más adorados y temidos por el pueblo.
Anubis, el dios del inframundo
A menudo representado como un chacal antropomorfo, Anubis era el dios del más allá que acompañaba al alma en el viaje extracorporal y transportaba a los espíritus hasta Osiris, ante quien se pesaba el corazón del muerto a la espera de una confirmación o negación de la vida eterna.
Osiris, el dios de la muerte
Según la mitología egipcia, Osiris era el rey de Egipto hasta que fue asesinado y desmembrado por su hermano Seth, pero volvió a la vida gracias a la magia de Isis y de Neftis. Desde entonces se convirtió en el Dios de la Muerte y es, además, el más popular de los dioses egipcios.
Isis, la diosa de la luna
Hermana y esposa de Osiris, y madre de Horus, se la asocia con la fertilidad, la magia y la Luna. El pueblo la invocaba en encantamientos de curación, pero fue aún más prominente en los ritos funerarios y en textos mágicos.
Seth, dios de la violencia
Como en el caso de Anubis, Seth es a menudo representado como un chacal antropomorfo. El caos, la violencia, los peligros del desierto y las tormentas están vinculados a él. Además, Seth es recordado por haber matado a su hermano Osiris para ocupar su lugar, aunque después fue derrotado por Horus.
Horus, dios del cielo
Este dios suele ser representado como un halcón o un halcón antropomorfo. Es hijo de Isis, quien logró concebir un hijo de Osiris luego de resucitarlo. Fue instruido por Thot, dios de la sabiduría, hasta alcanzar la mayoría de edad, cuando enfrentó a Seth para recuperar el trono de su padre. Es uno de los dioses egipcios más populares en todo el mundo.
Amón-Ra, rey de los dioses
Originalmente, el culto de Amón se limitaba a la ciudad de Tebas, pero alcanzó tanta fama en todo el reino, que su figura se superpuso a la de Ra, el sol, convirtiéndose así en Amón-Ra. Se le llamaba el Rey de los Dioses y, su culto llegó a convertirse en una religión monoteísta.