Desempleado, invocó a los espíritus y halló un tesoro histórico
En el año 2009, dos hombres encontraron uno de los mayores tesoros anglosajones de la historia, proveniente de la época de los reyes de Mercia Wulfhere, Etelredo I y Ceolwald en Staffordshire, Inglaterra, que terminó rompiendo la relación entre ambos: Terry Herbert, un desempleado de 55 años, y Fred Johnson, un granjero de la Región de las Tierras Medias Occidentales.
Una riqueza bajo suelo
Algunas de las piezas del histórico tesoro.
Herbert le pidió permiso a Johnson para caminar sus tierras con un detector de metales barato, para ver si podía encontrar algo. El dueño del campo dijo que si, con la condición de que encuentre una llave inglesa que había perdido hace tiempo. Sin embargo, después de “invocar a unos espíritus”, apareció algo más que objetos de metal: piezas de oro y plata debajo de la tierra.
Vestigios germánicos
Un tachón de oro y granate del tesoro que demuestra el minucioso trabajo de los anglosajones.
Tiempo más tarde, corroboraron que había más de 3500 piezas valiosas, muchas de ellas pertenecientes a ornamentos de vestimenta militar, utilizada por los germánicos que vivieron durante el siglo VII y VIII en el Reino de Mercia. En total, gracias a la ayuda de arqueólogos, se encontraron cinco kilogramos de oro y un kilo y medio de plata.
Una venta millonaria
Una moneda perteneciente a un rey de Mercia hallada tres años antes del descubrimiento del tesoro de Staffordshire.
Luego de idas y vueltas para saber qué hacer con tan enorme descubrimiento, el 24 de septiembre de 2009, los protagonistas del hallazgo decidieron hacer público el botín. El tesoro de Staffordshire fue valuado en 3,28 millones de libras (4.5 millones de dólares), por lo que Fred y Terry, quienes las entregaron a los museos que lo compraron, se llevaron la mitad cada uno.
Una separación irreparable
Barra de oro del mayor descubrimiento arquelógico anglosajón de la historia.
Sin embargo, fue el comienzo de una ruptura social: ambos se culparon de que cada uno quería quedarse con más dinero que el otro. Al final de la historia, tanto Johnson como Herbert se hicieron dueños de más de un millón y medio de dólares cada uno, pero la codicia hizo que se perdiera algo parecido a una amistad.
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Fuente: clarin.com (Nicolás Mancini)
Imágenes: Istock / EFE / AFP