Así se entrenaba la élite guerrera más letal de la Antigua Roma
El advenimiento de la históricamente temida Guardia Pretoriana, una élite guerrera que protegió a los grandes dignatarios romanos, comenzó en realidad como una pequeña escolta, encargada de custodiar a líderes menores. Fue a partir del año 27 a. C., mediante una reforma introducida por César Augusto, primer emperador de Roma, que se promulgó la formación de un cuerpo permanente, de al menos de 4500 hombres, para custodiar al emperador.
Paulatinamente, la Guardia Pretoriana llegó a ganar el poder suficiente como para alzar emperadores o quitarlos del camino. Fuero miembros de esta élite los que asesinaron a Calígula, tras ser humillados por el dignatario; o los que entregaron el poder a Claudio, a cambio de una fortuna de dinero. La misma falange militar que también asesinó a Pertinax cuando el dinero escaseó.
Su poder estaba bien sustentado en la bravía y preparación de cada uno de los integrantes de la Guardia Pretoriana. Por eso, ingresar a esta élite no era nada sencillo: el entrenamiento al que debían someterse era extremo e involucraba toda clase de disciplinas, incluyendo técnicas de espada y boxeo. El grado de perfección que alcanzaron los pretorianos permitió que existieran hombres encargados de entrenar a los entrenadores de los soldados.
Los pretorianos vivían en un campus especialmente construido para ellos. Allí recibían entrenamiento en el arte de la esgrima, natación, equitación, manejo de armas de combate, ejercicios de marcha, carrera, salto en alto y en largo, fuerza y destreza. Además del cuerpo, también entrenaban habilidades de ingeniería en la construcción de campamentos y otras obras.
Fuente: abc.es
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