Arqueólogos logran resolver el misterio de un templo griego que mataba a todo aquel que ingresaba
Los arqueólogos lograron explicar no sólo por qué mataba a todo aquel que ingresaba, sino también por qué los sacerdotes eran inmunes.
Puerta al Infierno
El "portal al infierno" en Hierápolis, un templo dedicado a Hades, el dios griego del inframundo, ha sido durante milenios objeto de leyendas que narran fallecimientos inexplicables de quienes se acercaban a él. Según la creencia popular, cualquier persona que se aproximara al templo estaría condenada a morir. Sin embargo, recientemente un grupo de arqueólogos ha logrado descubrir la causa detrás de este fenómeno, resolviendo el misterio que rodeaba a esta antigua "máquina de matar".
En la antigua ciudad de Hierápolis, en Turquía, se encuentran varias construcciones que servían como lugares de culto tanto para las deidades griegas como para las romanas. Una de las estructuras que ha capturado la atención de los científicos modernos es la conocida como la "Puerta al Infierno". Según la mitología griega, se creía que el aliento de Hades emanaba de esta área, causando la muerte instantánea a cualquiera que se aventurara cerca de ella.
Gases letales
Esta semana, los arqueólogos revelaron la causa de la muerte de cientos de animales utilizados en sacrificios, después de descubrir una fisura de gran tamaño debajo de unas columnas de estilo jónico. Esta fisura en el suelo emitía gases tóxicos, lo que probablemente llevó al fatal desenlace de los animales.
Durante la época griega y romana, la gente temía a esta gruta porque creían que era la puerta al infierno. Dentro del templo, tallaron símbolos y pintaron figuras en honor a los dioses y almas atrapadas en las "garras" de Hades. Sin embargo, desconocían que las muertes se debían a un escape de dióxido de carbono que emanaba desde el interior de la tierra.
Inmunidad sacerdotal
Aunque los gases mataban a todo lo que se acercaba, los sacerdotes no morían al entrar al santuario. Según la creencia de los antiguos, los religiosos estaban protegidos por una intervención divina que les impedía sucumbir al poder de Hades. Ahora se sabe que el gas no alcanzaba sus narices, sino que se mantenía cerca del suelo. Por lo tanto, cuando los toros, que tienen orificios nasales pequeños, ingresaban, su respiración se interrumpía de inmediato.
Los únicos individuos que se aventuraban dentro del santuario eran los sacerdotes, quienes a menudo se valían de piedras para elevarse, lo que llevó a especular que estaban al tanto de que el gas mortal, a esas alturas, no era letal, pero sí inducía alucinaciones. Se cree que frecuentaban el lugar en busca de "respuestas de Hades". Otra teoría sugiere que podían haber contenido su respiración o, más probablemente, se habrían agachado para encontrar "bolsas de oxígeno" en áreas donde el gas era menos denso.