El misterioso esqueleto secuestrado por nazis y soviéticos
Los arqueólogos han luchado durante décadas con la identidad de un esqueleto del siglo X, encontrado en el castillo de Praga junto a otros restos explotados con fines ideológicos, tanto por los nazis como por los soviéticos.
Cuando los nazis tomaron Praga, en 1939, se aferraron a la teoría de que aquel cadáver era vikingo, ya que encajaba perfectamente con la “pureza racial” de su ideología. Además, creían que este hallazgo reforzaba la idea de que la raza alemana estaba volviendo a ocupar la tierra antigua que era legítimamente suya, impulsada por Adolfo Hitler.
El arqueólogo ucraniano Ivan Borkovsky, encargado del desentierro, fue presionado para trabajar al servicio de la academia nazi, bajo la amenaza de ser enviado a un campo de concentración. Después de la guerra, cuando la influencia soviética sobre Praga se hizo más opresiva, Borkovsky se encontró obligado a decir que había sido presionado para inventar la idea vikinga.
Así fue que el experto decidió confesar la interpretación de un antiguo jefe suyo: el esqueleto había pertenecido a un miembro importante de la dinastía eslava de los Premislidas, que gobernó Bohemia durante más de 400 años, hasta 1306. Bajo esta teoría, logró evitar una nueva amenaza: los campos de prisioneros del Gulag.
Setenta años después, arqueólogos como Jan Frolik llegaron a la conclusión de que en realidad el guerrero del norte, quien murió por causas desconocidas, llegó a Praga para servir en el séquito ducal de Borivoj I, el primer duque de Bohemia y progenitor de la dinastía de los Premislidas, o su hijo mayor y sucesor, Spytihnev I.
Fuente: bbc.com
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