El 20 de enero de 1731 murió el gran Duque de Parma, tío de Isabel de Farnesio. Por lo tanto, se abrió el asunto de la sucesión al ducado. España se creía apoyada por Francia y Gran Bretaña en sus derechos sucesorios, pero cundió la alarma en la Corte al enterarse que el Emperador había enviado tropas para ocupar Parma y Plasencia. España solicitó el apoyo de Francia, pero al llegar el 28 de enero, sin recibir ninguna respuesta satisfactoria de los franceses, el rey declaró que España se sentía "libre de todos los engaños contraídos en el Tratado de Viena, y quedaba en plena facultad de tomar el partido que más convenga a sus reales intereses". Todas las potencias europeas trataron de evitar una nueva guerra, y el 23 de enero de 1731 se firmó en Viena un nuevo tratado entre Gran Bretaña, Holanda y Austria, seguido de otro, firmado en julio, entre España y Austria, por los que Austria reconocía las propuestas del Tratado de Sevilla y aceptaba que tropas españolas entraran en Parma, Plasencia y Toscana.