Un día como hoy en 1945, el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el presidente del consejo de ministros soviético Iósif Stalin celebraban la Conferencia de Yalta para discutir la redistribución del poder en el mundo de posguerra. Ya se había determinado que Alemania se dividiría en zonas ocupadas por las principales potencias aliadas: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética. Los Aliados se encargarían del desarme del ejército alemán y el enjuiciamiento de los criminales de guerra. Pero otros temas se trataron en aquella reunión en Yalta, por los que se la considera el comienzo de la Guerra Fría. Los planes de Stalin para el futuro de Europa del Este no coincidían con las ideas de Roosevelt y Churchill. Estos últimos plantearon los principios de la Carta del Atlántico, formulada en agosto de 1941, que aseguraba la independencia y la libertad religiosa de una Europa libre, y garantizaba que solo aquellos países que habían declarado la guerra a las potencias del Eje podrían entrar a las Naciones Unidas. Stalin aceptó estas condiciones, aunque sin prometer que las 16 repúblicas soviéticas tendrían representación dentro del organismo internacional.
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