El 2 de febrero de 1974, se produjo un descubrimiento arqueológico monumental en la provincia de Shaanxi, China: los Guerreros de Terracota.
En ese día, campesinos locales tropezaron accidentalmente con un increíble tesoro arqueológico mientras cavaban un pozo.
Lo que emergió de las profundidades de la tierra fueron las estatuas de soldados, caballos y carros de guerra hechas de terracota, que formaban parte del mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huang.
Este hallazgo asombroso reveló un ejército funerario meticulosamente esculpido, destinado a acompañar al emperador en el más allá. Cada figura era única, con detalles fascinantes que reflejaban la habilidad artística y la sofisticación técnica de la antigua China.
Los Guerreros de Terracota se convirtieron en un símbolo perdurable de la grandeza de la civilización china y una ventana fascinante a la historia imperial de la región.