La Batalla de Miriocéfalo se libró el 17 de septiembre de 1176 entre el Imperio Romano comandado por el rey Manuel I y los turcos selyúcidas dirigidos por el rey Kilij II, en Frigia (Asia Menor). La guerra fue la consecuencia de otra anterior Batalla de Manzikert, en la cual los romanos habían perdido parte de su territorio hacia el este de Asia Menor. Este viejo conflicto fue la causa para que ambas naciones volvieran a enfrentarse, en esta pelea el imperio turco logró salir victorioso. Miriocéfalo tuvo mayor impacto psicológico que militar, pues demostró que el Imperio Romano aún no podía derrotar a los selyúcidas del Imperio Turco, pese a todos los avances producidos en el reinado de Manuel.