En 1909 el gobierno de la ciudad de Buenos Aires aprobó un plan para construir una línea de subterráneos. La empresa británica "Compañía de Tranvías Anglo - Argentina" fue seleccionada para levar adelante la obra. Se trataba de un proyecto que implicaba inéditos desafíos tecnológicos para la época. Los trabajos de construcción comenzaron en septiembre de 1911 y se extendieron hasta 1913. Al ser inaugurada, la línea A de subtes cubría el trayecto entre las plazas de Mayo y Miserere con un total de nueve estaciones en el trayecto. En los años posteriores fue ampliada hasta llegar a Primera Junta con un total de 10,2 kilómetros de recorrido. La mayoría de los coches originales construidos en madera y acero permanecieron en servicio durante décadas e incluso algunas formaciones los utilizan en el presente.