El Pacto o Tratado de Letrán del 11 de febrero de 1929 proporcionó el reconocimiento mutuo entre el entonces Reino de Italia y la Santa Sede. El pacto fue negociado entre el Cardenal y Secretario de Estado Pietro Gasparri en nombre de la Santa Sede y Benito Mussolini, el líder fascista y primer ministro italiano. El tratado establecía lo siguiente: reconocer la independencia y soberanía de la Santa Sede y la Ciudad del Vaticano, Un concordato a fin de definir las relaciones civiles y religiosas entre el gobierno y la iglesia en Italia (lo cual se resumió en "Iglesia libre en Estado libre"), y una convención financiera que proporcionara a la Santa Sede una compensación por sus pérdidas en 1870.