Un día como hoy, era descubierta la Isla de Pascua, así bautizada en honor al Día de Pascuas en que se realizó el desembarco del marino holandés Jacob Roggeveen, al frente de la expedición.
El 5 de abril de 1722, mientras buscaba la mítica Tierra de Davis, el almirante holandés Jacob Roggeveen desembarcó en una pequeña isla del océano Pacífico a la que bautizó como Isla de Pascua, en honor a la Pascua de Resurrección, que se celebraba ese mismo día.
El descubrimiento de la isla Rapa Nui, tal como la llamaban sus habitantes originarios, se dio por casualidad, mientras la expedición de Roggeveen buscaba dar con la Tierra de Davis, una isla fabulosa, repleta de oro, descrita por el corsario inglés Edward Davis a finales del siglo XVII.
Se cree que la isla fue descubierta por los polinesios, pero nadie sabe con exactitud cuándo fue que la encontraron, ni mucho menos cómo este grupo étnico logró navegar miles y miles de kilómetros, hasta llegar a ella.
La Isla de Pascua es considerada una de las islas más remotas del mundo, por estar a 3.500 kilómetros de la costa continental chilena. Allí, Roggeveen se sorprendió con el hallazgo de las famosas estatuas moáis.
Miles de estas esculturas, que fueron esculpidas en toba volcánica, se extienden a lo largo de la costa. Se estima que representaban las casas de los espíritus para los pobladores originarios.