Bizancio, señalado según el consenso de los historiadores como un imperio griego aliado políticamente con Roma, introdujo el concepto de Aetos Kosmou (Edad del Cosmos) para dar inicio a su calendario, que fechó la creación del mundo el 1 de septiembre de 5509 a. C.
Derivado del calendario juliano, que rigió al Imperio romano, y establecido por el emperador Constantino I, en el año 312, el calendario bizantino basó la fecha de la creación del mundo en los cálculos formulados por Panodoro de Alejandría a través de interpretaciones bíblicas.
Desde el año 691, cuando fue implantado por el patriarcado ecuménico de Constantinopla, hasta el año 1728, el calendario rigió oficialmente a la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, y fue también empleado en Rusia hasta el año 1700.