En su cuarto intento, Salvador Allende y la Unidad Popular ganan las elecciones presidenciales en Chile el 4 de septiembre de 1970, con el 36% de los votos. “Y en la noche de la victoria se juntaron 200 mil personas. No hubo un vidrio roto. No hubo un automovil destruido. No hubo un adversario nuestro que pudiera decir que lo ofendimos, ni siquiera de palabra”, declaró más tarde el presidente electo. Allende había prometido una serie de medidas económicas estratégicas que eran mal vistas por los Estados Unidos, las transnacionales que controlaban el cobre y sectores de derecha dentro de Chile. La promesa comenzó a cumplirse, y con ella recrudecieron las presiones económicas externas e internas, y Estados unidos empezó a bloquear las exportaciones de repuestos y maquinaria. En junio de 1973, el general Pratts renuncia a su cargo del ejército y remplazado por el general Augusto Pinochet que fue quién inició el golpe de estado la mañana del 11 de septiembre en Valparaíso. El presidente Allende murió después de dar un discurso en el que decía “no me rendiré”.
El 2 de diciembre de 1972 el Presidente Allende visitó Guadalajara y en el auditorio de la Universidad que hoy lleva su nombre pronunció el histórico discurso que comienza diciendo “hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, y en esos me ubico yo”.