Se conoce como Desastre de Le Mans, al accidente ocurrido el 11 de junio de 1955 en el circuito automovilístico de la Sarthe, cerca de Le Mans, durante la celebración de las 24 horas de Le Mans, y que ocasionó 79 víctimas mortales. Los organizadores de la prueba, sin embargo, no interrumpieron la carrera, que prosiguió mientras las ambulancias iban y venían. Los espectadores situados en otras zonas del circuito tardaron horas en conocer el alcance de la tragedia. La organización argumentó que la suspensión de la carrera hubiera dificultado las labores de evacuación de los heridos, por la probable invasión de las vías de emergencia. Dos días después, las autoridades galas prohibieron las competiciones automovilísticas en Francia. En Alemania, España y Suiza (donde aún la medida está en vigor) siguieron el ejemplo francés y suspendieron sus Grandes Premios, para evitar que se repitiera una tragedia que conmocionó a Europa y al resto del mundo.