Nicaragua se convierte en la primer nación que deja la Federación Centroamericana a la cual se había integrado en 1821. Las disputas entre las regiones que convivían dentro de la federación derivaron en una constante guerra civil entre grupos liberales y conservadores. La inestabilidad y los intereses insatisfechos de los intelectuales y terratenientes nicaragüenses le quitaron fuerza a los sectores unionistas, que no pudieron evitar la secesión. Finalmente, una Asamblea Nacional reunida en la ciudad de Chinandega declara a Nicaragua como estado independiente el 30 de abril de 1838.