El 8 de junio del año 632, en Medina, territorio situado en la actual Arabia Saudita, fallecía Mahoma, uno de los líderes religiosos y políticos más influyentes de la historia. Mahoma nació en La Meca, cerca del año 570. Trabajó como comerciante y tuvo una vida sin demasiadas complicaciones hasta los 40 años de edad. En el año 610, en una cueva situada en el monte Hira, al norte de La Meca, tuvo una visión. En ella, Dios hablaba a través del Arcángel Gabriel, y le ordenaba que se convirtiera en el profeta árabe de la “verdadera religión”. Así comenzó una serie de revelaciones religiosas, que él y otros recogieron en el Corán. Estas revelaciones proporcionaron la base para la religión islámica. Mahoma se consideraba el último profeta de la tradición judeo-cristiana. Para la creación del Islam, adoptó la teología de estas religiones más antiguas, a la vez que introdujo nuevas doctrinas. Para el año 622, Mahoma ya había conseguido un gran número de seguidores en La Meca. Por ese motivo, las autoridades de la ciudad, que tenían un gran interés en preservar la religión pagana, planearon asesinarlo. Mahoma, entonces, huyó a Medina, donde comenzó la creación de su gran imperio. Muchas tribus árabes se convirtieron al islamismo, y Mahoma pasó a ser el líder de todo el sur de Arabia.
Según los musulmanes, hubo 5 grandes profetas (o "imanes de los rasul"). Éstos fueron: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma.
Imagen: Shutterstock