Un día como hoy, del año 1827, en Viena, fallecía el genial compositor, director de orquesta y pianista alemán Ludwig van Beethoven, considerado uno de los más grandes compositores de la historia y faro mundial para la evolución del arte.
Después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart, Beethoven fue el último gran representante del clasicismo vienés. Su obra llevó la música del Romanticismo hasta cada rincón del mundo e influyó decisivamente en la música del siglo XIX.
Aunque trabajó en numerosos géneros musicales y fue reconocido internacionalmente por sus sinfonías, el principal legado de Beethoven se dio a través de sus obras para piano y música de cámara.
La causa exacta de su muerte nunca fue establecida, aunque se especula con que pudo ser víctima de cirrosis, sífilis, hepatitis o la enfermedad de Whippel. Fue sepultado el 29 de marzo en el cementerio de Wharing.
En su lecho de su muerte, dejó un misterio que persiste hasta el día de hoy: una carta de amor dirigida a su “amada inmortal”, cuya identidad es materia de estudio entre los eruditos especializados en Beethoven.