Un día como hoy en el año 1844, las últimas dos Grandes Alcas, grandes pájaros no voladores que provenían de las islas rocosas y aisladas del Atlántico Norte, fueron asesinadas por tres hombres de Escocia para entregarlas a coleccionistas. Eran las últimas alcas sobrevivientes conocidas del mundo. La Gran Alca, Pinguinus impennis, era un pájaro grande de aproximadamente 5 kilogramos de peso y 70 centímetros de largo, con una postura erguida y color blanco y negro similar al de un pingüino. Al reconocerse que esta preciosa especie se encontraba en vías de extinción, la Gran Alca recibió su primera protección oficial en 1553 y, en 1794, Gran Bretaña prohibió la matanza de la gran alca por sus plumas. Se sancionaron leyes similares en St. John s y otros territorios de las alcas. Pero fue demasiado tarde. Durante una severa tormenta en las islas escocesas, los isleños locales encontraron a uno de los pájaros, lo culparon por la tormenta, lo juzgaron y lo apedrearon o golpearon hasta su muerte por brujería. Y el 3 de junio de 1844, tres hombres se dirigieron a la isla de Eldey, fuera de la costa de Islandia, para recolectar a los últimos especímenes de alcas para un coleccionista. Encontraron dos alcas en un nido, mataron a los dos pájaros y tomaron su huevo, que luego lo vendieron a un precio exorbitante. Fueron las últimas grandes alcas que se vieron en la Tierra.