Isabel I, a menudo conocida como "La Reina Virgen" o "La Buena Reina Bess", subió al trono de Inglaterra, tras la muerte de María, en 1558. Fue coronada el 14 de enero de 1559, en lo que fue la última ceremonia de coronación en latín en ese país. A partir de su sucesor, Jacobo I, el rito de coronación se realizó en inglés. Isabel era mucho más popular que su hermana María y se dice que, tras la muerte de ésta, el pueblo lo celebró por las calles. Al comienzo de su reinado, la política exterior de Isabel se caracterizó por su cautelosa relación con la España de Felipe II, que se había ofrecido a casarse con ella en 1559, y sus problemáticas relaciones con Escocia y Francia, este último país con el que se encontraba en guerra, debido a que su hermana María había decidido apoyar a su marido Felipe en la guerra casi continua en la que se hallaban inmersas España y Francia desde 1522.