Desde 1820, Honduras formó parte de la Federación Centroamericana, una confederación nacida al separarse los estados de la región de la corona española. En febrero de 1821 Honduras pasa a ser una provincia del imperio mexicano, que en 1822 atravesó una revolución liberal dio fin al intento monárquico de Agustín Iturbide. Los hondureños decidieron convertirse en una nación soberana en 1838, cuando el sueño de la unión centroamericana se terminó entre disensos e intereses encontrados.