El Reino de Nápoles fue un reino que ocupó los territorios de la Italia meridional y, durante algunos períodos, también la isla de Sicilia. En 1442 Alfonso V, rey de Aragón, conquistó Nápoles, el cual había estado dominado por la dinastía Angevina desde el año 1266. Desde el siglo XV, Nápoles estuvo en poder tanto de Aragón (a partir del 31 de enero de 1504), como de Francia, España y Austria, y fue finalmente independiente desde 1734 hasta 1860, año en que quedó incorporado al proceso de unificación de Italia. Respecto a Sicilia, esta fue dominada por la dinastía normanda de Hauteville desde el año 1071. Pasó a ser dominio de los Hohenstaufen en 1194, de la dinastía Angevina en 1266, y dominio aragonés desde 1282.