En la madrugada del 7 de agosto de 1956, en la ciudad de Cali, Colombia, estallaban siete camiones del ejército cargados con 42 toneladas de explosivos, destinados a la construcción de carreteras. Si bien no se conoce a ciencia cierta el número de muertes ocurridas por la tragedia, se calcula que fueron cerca de 1.000 personas, además de otros miles de heridos. La explosión destruyó casas y edificios de más de 40 manzanas de la ciudad, dejando un inmenso cráter de 50 metros de diámetro por 25 metros de profundidad. Además, ocasionó un temblor de 4.3 grados de magnitud en la escala de Richter que alcanzó diversas ciudades cercanas. Las causas del desastre no han podido confirmarse. La teoría más difundida apunta a que el estallido fue provocado por el recalentamiento de los camiones, pero otras hipótesis sugieren que un soldado habría disparado su arma accidentalmente o arrojado un cigarrillo encendido cerca de la dinamita. Sin embargo, Gustavo Rojas Pinilla, entonces presidente de Colombia, aseguró que se trataba de un sabotaje llevado a cabo por el partido político opositor.
Imagen: Gobernación del Valle del Cauca / Biblioteca Digital Departamental