El volcán Laki, en Islandia, sufrió una serie de diez erupciones entre junio de 1783 y febrero de 1784, que produjeron cambios notables en la circulación de las corrientes de aire en el Hemisferio Norte. Esto alteró el régimen de temperaturas y precipitaciones en gran parte de Europa. Se cree que las sustancias tóxicas expulsadas a la atmósfera pudieron causar un incremento de la mortalidad en Inglaterra, que se produjo en la misma época. En la propia Islandia murieron 10.000 personas. Y ahora, unos investigadores de las Universidades de New Jersey y Edimburgo han determinado que el volcán islandés Laki fue el causante de la sequía que asoló el Valle del Nilo en el verano de 1783, empobreciendo las cosechas y causando miles de víctimas por hambre. Los científicos han aplicado un programa desarrollado por la NASA, para crear un modelo en cascada de los efectos de la erupción en la atmósfera, hasta comprobar que el gran descenso de precipitaciones en el Sahel y en la cabecera del Nilo pudo ser causado por el volcán islandés. El impacto del Laki sobre el clima se debió principalmente a la emisión de grandes cantidades de dióxido de azufre, que combinadas con el vapor de agua crean unas partículas (aerosoles de sulfato) que reducen la llegada a la tierra de radiación solar y provocan un descenso de las temperaturas. Según el modelo aplicado en la investigación, en el verano de 1783 la temperatura media en el Hemisferio Norte fue 3ºC inferior a la normal. Este descenso redujo la diferencia de temperatura entre las masas continentales de Eurasia y Africa y los océanos Indico y Atlántico, disminuyendo la capacidad de los monzones para aportar nubes y agua de lluvia a las cuencas de los ríos.