A un día bisiesto como el de hoy, del año 1712, en el Imperio Sueco, sucedía por primera y única vez en la historia un segundo día bisiesto: el 30 de febrero.
En Suecia, la transición del calendario juliano al calendario gregoriano fue programada de forma gradual. Así, se estipuló la supresión de un día cada año, a partir del año 1700, para arribar al calendario gregoriano en 1710.
Sin embargo, el inicio de la Gran Guerra del Norte postergó la reducción programada y el denominado calendario sueco terminó por adelantarse un día al calendario juliano y atrasarse diez días con respecto al gregoriano.
Finalmente, en 1712 se resolvió incluir dos días bisiestos: el 29 y el 30 de febrero, contemplando una correspondencia con el 29 de febrero del calendario juliano y el 1 de marzo del calendario gregoriano.
Recién en 1753, el reino de Suecia adoptó definitivamente el calendario gregoriano.