La desaparición forzada representa una problemática mundial que afecta a las comunidades regionales y a la sociedad en su conjunto.
A partir del 21 de diciembre de 2010, por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas y aprobación de la Convención Internacional, el 30 de agosto fue declarado Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
La resolución nació a raíz del aumento de las desapariciones forzadas en múltiples regiones del planeta, perpetradas mediante detenciones, arrestos y secuestros, así como el número creciente de denuncias de hostigamiento e intimidación hacia familiares de las víctimas.