Cada 24 de octubre, el mundo celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, con el objeto de concientizar a la población general sobre los efectos del cambio climático y sus peligrosas consecuencias para la vida planetaria.
Según el consenso científico, a la humanidad le quedan pocos años para revertir el cambio climático, al menos en un nivel que permita evitar consecuencias catastróficas para la vida de toda índole en el planeta.
Así lo asegura también el último informe publicado del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), de las Naciones Unidas, que estipula una fecha límite, dada en el año 2040, para comenzar a experimentar el impacto más profundo del cambio climático.
Aunque hoy existen diversas fuentes de energía limpia, consolidadas gracias al avance tecnológico, la mayor proporción de energía a nivel mundial proviene de la quema de combustibles fósiles, como carbón, gas o petróleo.
La combustión fósil genera enormes cantidades de gases conocidos como gases de efecto invernadero (GEI), es decir, aquellos que flotan en la atmósfera y atrapan el calor que refracta el paneta, incrementando el valor de las temperaturas cálidas.
La industrialización, la tala indiscriminada de árboles y determinados métodos de cultivo intensivo, también han incrementado la presencia de este tipo de gases hasta alcanzar límites de no retorno que ponen en peligro la subsistencia humana.
La constante acumulación de los gases de efecto invernadero ha hecho que la temperatura promedio de la Tierra, que no varió mucho al cabo de 10 milenios, aumente considerablemente durante los últimos 150 años.