El 5 de noviembre de 1493 el conquistador Cristóbal Colón avisto nuevamente los contornos de América, una isla que bautizo "La Deseada", nombre que dio pie a distintas versiones históricas. Mientras que para unos ese nombre respondía al deseo lógico de alcanzar tierra, otros opinaban que denominó con ese nombre, porque esa isla formaba parte del archipiélago de las Antillas, uno de los puntos que buscó y no consiguió en su primer viaje. Durante el viaje, Colón debió lidiar con varios problemas, entre ellos un motín de la tripulación, que finalmente pudo ser controlado por los comandantes. Pero el desencanto entre los marineros se hacía cada vez más fuerte. En este segundo viaje, el conquistador logró consolidar la presencia española en el Nuevo Mundo, aunque el oro y las especies recaudadas no alcanzaron los niveles prometidos a la Corona.