Carlos I de Portugal, también conocido como el Martirizado o el Mártir. Fue el penúltimo rey de Portugal. Era hijo del rey Luis Felipe y la princesa María Pía de Saboya, hija de Víctor Manuel II, rey de Italia. Carlos se convirtió en rey el 19 de octubre de 1889. Hombre inteligente pero propenso a la extravagancia, las políticas, despilfarros y amoríos extramaritales de Carlos sellaron el destino de la monarquía portuguesa. Los tratados coloniales con el Reino Unido (uno firmado en agosto de 1890 que definió sus fronteras africanas a lo largo del Zambeze y el Congo y otros firmados el 14 de octubre de 1899 que confirmaban los tratados coloniales del siglo XVII) estabilizaron la situación en África. Domésticamente, Portugal fue declarada en bancarrota dos veces - el 14 de junio de 1892, y nuevamente el 10 de mayo de 1902 - causando disturbios industriales, antagonismo con socialistas y republicanos y la crítica de la prensa a la monarquía. Carlos respondió al nombrar a João Franco como primer ministro y subsecuentemente aceptando la disolución del Parlamento. El 1 de febrero de 1908, la familia real regresó del palacio de Vila Viçosa a Lisboa. Viajaban en coche hacia Almada y desde luego tomaron un barco para cruzar el río Tajo y desembarcaron en Cais do Sodré, en el centro de Lisboa. En su camino hacia el palacio real, el carruaje con Carlos I y su familia pasó por Terreiro do Paço. Mientras cruzaban la plaza, fueron disparados varios tiros desde la multitud por dos hombres: Alfredo Costa y Manuel Buiça. El rey murió inmediatamente, su heredero Luís Felipe fue mortalmente herido, y el príncipe Manuel fue alcanzado en un brazo. Los asesinos fueron muertos a tiros en el lugar por guardaespaldas y posteriormente reconocidos como miembros del Partido Republicano. Aproximadamente veinte minutos después, el príncipe Luis Felipe murió y días más tarde, Manuel fue proclamado rey de Portugal, el último de la dinastía de los Braganza.