En este día en 1943, Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, es expulsado del poder por su propio Gran Consejo y detenido a la salida de una reunión con el Rey Vittorio Emanuele, quien le dice a Il Duce que la guerra está perdida. Mussolini respondió a todo el proceso con una pasividad poco habitual.
Durante la noche del 24 de julio y las primeras horas del día 25, el Gran Consejo del gobierno fascista se reunió para discutir el futuro inmediato de Italia. Mientras todos los asistentes deliberaban, Mussolini se mostraba enfermo, cansado y abrumado por los reveses militares sufridos por el ejército italiano. Parecía estar buscando una manera de salir del poder. Uno de los miembros del Consejo, Dino Grandi, argumentó que la dictadura había llevado a Italia al borde del desastre militar, con elevados niveles de incompetencia en el poder, y grandes porciones de la población alienada. Él propuso una votación para transferir parte del poder del líder al Rey. La moción fue aprobada, y Mussolini casi no reaccionó.
Poco después de la votación del Gran Consejo, Mussolini, aturdido y sin afeitar, mantuvo su reunión de rutina de 20 minutos con el Rey, quien le informó que el general Pietro Badoglio asumiría los poderes del primer ministro y que la guerra estaba casi perdida para los italianos. Mussolini no ofreció ninguna objeción. Al salir de la reunión, fue detenido por la policía, que había estado buscando en secreto un pretexto para eliminar al líder desde hacía bastante tiempo. Ahora tenían la votación del Consejo como su razón de ser formal. Cuando la noticia del arresto de Mussolini se hizo pública, se produjo un alivio generalizado. No hubo ningún intento por parte de otros fascistas de rescatarlo de la colonia penal en la isla de Ponza a la que se lo había confinado.
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