Un día como hoy, del año 1914, un mes después de que el archiduque Franz Ferdinand de Austria y su esposa fueran asesinados por un nacionalista serbio en Sarajevo, Austria-Hungría declaraba la guerra a Serbia, hito que marcó el comienzo efectivo de la Primera Guerra Mundial.
Amenazado por la ambición de Serbia en la región de los Balcanes, el Imperio Austro Húngaro determinó que la respuesta apropiada a los asesinatos era prepararse para una posible invasión militar de Serbia.
Después de asegurarse el apoyo incondicional de su poderoso aliado, Alemania, Austria-Hungría presentó a Serbia un ultimátum el 23 de julio de 1914, exigiendo, entre otras cosas, que toda la propaganda anti-austriaca dentro de Serbia fuera suprimida, y que Austria-Hungría pudiera llevar a cabo su propia investigación sobre el asesinato del Archiduque.
Aunque Serbia acató todas las demandas de Austria, a excepción de una, el gobierno austriaco rompió relaciones diplomáticas el 25 de julio y siguió adelante con las medidas de preparación militar.
Mientras tanto, ante la crisis inminente, Rusia, poderoso aliado de Serbia en los Balcanes, dio los primeros pasos hacia la movilización militar contra Austria. En poco tiempo, Europa entera entró en el conflicto armado.