Presidente de la Tercera República francesa entre 1913 y 1920, fue defensor de laicismo y el patriotismo. Invitó a crear la “unión sagrada de los franceses” en agosto de 1914, y ganó gran prestigio. Tras el asesinato de Francisco José, apoyó a Serbia y, junto a Georges Clemanceau, logró frenar a las tropas alemanas; con ayuda de Estados Unidos obligó a Guillermo II a firmar el tratado de Versalles.