Se erigió como Zar de Rusia en 1984 y, tras involucrarse en una guerra con Japón, desató la Primera Revolución Rusa. Tras el atentado de Sarajevo, el monarca de la dinastía Romanov decidió apoyar a Serbia en contra del Imperio austrohúngaro. Durante la Primera Guerra Mundial, en la “Revolución de Febrero” de 1917 fue obligado a abdicar y el 17 de julio de 1918 fue asesinado junto a su familia por los bolcheviques en Ekaterimburgo.