Fue Meyer Lansky, el cerebro financiero de la mafia, quien convocó a los hombres más importantes del crimen organizado a reunirse en Cuba. Esa fiesta cambió el destino del narcotráfico en Latinoamérica.
Meyer Lansky nació en Grodno, Bielorusia en 1902. A los nueve años llegó a Estados Unidos en barco con su madre y su hermano. De joven conoció a Lucky Luciano y a Bugsy Siegel, juntos manejaban las pandillas de Manhattan. En pleno crecimiento de su poder en el crimen organizado, Lansky se divertía acechando nazis, amenazándolos y golpeándolos fuertemente para que supieran que los judíos también podían vengarse. Pero a diferencia de Siegel, Lansky era calculador y de perfil bajo. Siempre cuidaba los códigos de la Familia Italiana. Con el paso de los años, su mente ágil y su visión en los negocios lo convirtieron en el "contador de la mafia".
En 1946, después del cónclave en la Habana, Meyer Lanky comenzó a construir alianzas con poderosos hoteleros, y con el corrupto gobierno de Fulgencio Batista, para destinar fuertes sumas de dólares a nuevos hoteles (y así lavar dinero) que albergarían casas de juego en el Caribe.
Lansky edificó un imperio en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Entre Lansky y Batista, convirtieron a Cuba en un gran burdel y centro de apuestas. Para impulsar los negocios en Cuba, el presidente Batista nombró a Meyer Lansky como su asesor para las reformas legales que formalizarían los juegos de azar en la isla. "Lansky podría ser un proscrito en los Estados Unidos, pero en Cuba fue recibido como el hombre que sabía cómo poner las cosas rectas". Meyer se reunía cotidianamente con el presidente cubano en su residencia del Campo Militar de Columbia y con su venia preparaba la construcción de los fastuosos hoteles-casinos Capri y Riviera.
En pleno auge de su emporio, Lansky se distanció de Batista por las fuertes sumas de dinero que Batista continuaba pidiéndole como porcentaje de ganancias. Lansky decidió financiar con armas a la guerrilla de Castro para que lo destituyera, creyendo que después podría seguir negociando con ellos. Pero los planes de Castro fueron otros y luego de ganar la revolución, Lansky se retiró de La Habana.
Al sur, en Colombia, comenzaban a aparecer los primeros laboratorios de droga.
Los cubanos estaban vinculados comercialmente con algunos antioqueños, dueños de las rutas del contrabando de licores y cigarrillos. En Colombia la crisis derivada de la violencia partidista de finales de los años 40 e inicios de los 50 y el consecutivo golpe militar, mantuvieron ocupadas a las autoridades civiles y militares. Colombia aparecía como el territorio propicio para la nueva ruta del narcotráfico en Latinoamérica.