Liberal y de ideas pacifistas, el Primer Ministro Británico intentó mediar en el conflicto tras el atentado de Sarajevo. Aunque en Berlín supusieron que esta actitud sería sinónimo de mantenerse al margen del conflicto, Asquith tenía otros planes para Alemania, que contaba con supremacía naval y pretendía controlar Europa. Tras la invasión del país germano a Bélgica, Londres se alineó con los Aliados y le declaró la guerra.