El sacerdote del padre sajón de Uhtred, Beocca, se ha convertido en el consejero más confiable de Alfred. Es también el único que ha visto el crecimiento de Uhtred –de niño a hombre– y por tanto sabe de sus legítimos derechos de nacimiento. Piadoso y devoto, aunque dotado de un irónico sentido del humor, Beocca es un hombre de aguda inteligencia y pensamiento estratégico, cuyas opiniones suelen ser muy bien vistas por Alfred. Beocca nunca pierde la esperanza de cambiar las costumbres paganas de Uhtred, ese terco joven a su cargo por quien siente un fuerte afecto paternal.