Su gran ambición como Rey era unir los reinos de Inglaterra. Alfred se caracteriza por su autoridad, inteligencia e integridad. Sin embargo, no es el típico héroe de capa y espada; más bien podría decirse que es todo lo contrario de Uhtred: muy racional y gran estratega. Un hombre de mucha sabiduría, creyente del poder de la palabra escrita y comprometido con la difusión del cristianismo. Instruido, piadoso, prudente y con frecuencia enfermizo, Alfred lleva sobre sus hombros toda la carga de las responsabilidades propias de su liderazgo. A pesar de sus vulnerabilidades, es un hombre implacable, determinado y no siempre inmune a los encantos de las mujeres, aun cuando está casado con la posesiva Aelswith. El mismo Uhtred, quien al principio ve a Alfred como un pedante sin mucho sentido del humor, irá admirando cada vez más al hombre que un día será conocido como el Rey Alfred el Grande.