Un día como hoy, del año 1545, en Bolivia, se descubrían vetas de plata en el cerro de Potosí, también conocido como cerro rico de Potosí, o Sumaq Urqu en quechua, la reserva de plata más importante del mundo durante la época colonial. Se trata de una montaña andina situada en la ciudad de Potosí, antiguamente llamada Villa Imperial de Potosí, nombre que derivó directamente de este cerro. Según el testimonio recogido por los cronistas de la época, el descubrimiento estuvo dado por un indio llamado Gualca, oriundo de la provincia de Chumbibilca, en cercanías del Cuzco. Aunque existen varias versiones, las más importantes coinciden en señalar un hallazgo fortuito, cuando Gualca fue sorprendido por la noche en las alturas del cerro y entonces decidió prender una fogata para abrigarse. Al día siguiente, pudo divisar los hilos de plata derretidos por el calor de las llamas. Se considera que el cerro de Potosí es la fuente de plata más rica en la historia de la humanidad, aportando hasta un 80 por ciento de toda la plata existente en el mundo.