El avance de las columnas insurgentes parece imparable. Tras la toma de Guanajuato el 29 de septiembre, Miguel Hidalgo se dirige con sus tropas a Valladolid, que se rinde pacíficamente el 17 de octubre ante la huida de las autoridades españolas. La victoria se ensombrece por el saqueo al que se entregan los soldados patriotas. Los desmanes provocan un enfrenamiento entre Miguel Hidalgo e Ignacio Allende por el permiso que ha dado el sacerdote a sus hombres para que se aprovisionen a costa de los ciudadanos de Valladolid.