El 27 de agosto de 1896, las fuerzas del Imperio Británico se enfrentaron a las del sultanato de Zanzíbar, en una guerra que se extendió durante tan solo 38 minutos, desde su comienzo hasta su fin.
Aunque algunos informes históricos indican que el conflicto demoró 25 minutos, y otros estiman una duración máxima de 45 minutos, todos coinciden en señalarlo como la guerra más breve de la historia conocida.
La contienda tuvo lugar en el archipiélago de Zanzíbar, una región actualmente semiautónoma de Tanzania, cuando la administración colonial británica ordenó al sultán Sayyid Khalid Bin Barghash al-Basaid que abdicara y este se negó.
Bargash había asumido el poder dos días antes, tras la sospechosa muerte de su primo, Hamad ibn Thuwaini, a quien ya había intentado arrebatar el trono en otras ocasiones. Sin embargo, el nuevo sultán no contaba con la necesaria aprobación de la Corona británica.
Tras el ultimátum británico, que expiró a las 9 horas del 27 de agosto, buques británicos iniciaron un bombardeo contra el palacio del sultán, en donde unos 3 mil zanzibaríes resistían el asedio con artillería y ametralladoras.
El bombardeo incendió el palacio y neutralizó rápidamente a las fuerzas del sultanato, entre las que se contabilizaron unas 500 bajas; al momento de la rendición, tan solo un marinero británico había resultado herido.